20 de marzo de 2012

La reina Isabel II renovó sus compromiso ante las Cámaras del Parlamento inglés, dando comienzo a su Jubileo de Diamante

GRAN BRETAÑA | La reina Isabel II renovó hoy su compromiso de servicio al Reino Unido "ahora y en los próximos años" al dirigirse a las dos Cámaras del Parlamento británico con motivo del 60 aniversario de su llegada al trono. [Galería de Fotos]


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Recibida por una fanfarria de trompetas y escoltada por hombres con cascos emplumados, la reina Isabel II de Inglaterra celebró sus 60 años en el trono con un discurso al Parlamento en el salón medieval donde una de sus antecesoras fue condenada a muerte. Allí, aprovechó para renovar su compromiso de servicio al Reino Unido "ahora y en los próximos años".

La reina, de 85 años, se dirigió a lords y comunes en el salón Westminster, un honor reservado a los monarcas y los visitantes más ilustres. Desde la Segunda Guerra Mundial, Charles de Gaulle, Nelson Mandela, el papa Benedicto XVI y Barack Obama son los únicos que han disfrutado del privilegio, aparte de la realeza.

La soberana manifestó su compromiso ante diputados y lores reunidos en una solemne y emotiva ceremonia en Westminster Hall, el edificio más antiguo del palacio que alberga las Cámaras de los Comunes y de los Lores.

Isabel II, de 85 años, destacó la "resistencia" y "tolerancia" que identifican al Reino Unido y resaltó el vínculo entre Parlamento y Monarquía.

"Estar aquí nos recuerda nuestro pasado, la continuidad de nuestra historia nacional y las virtudes de resistencia, ingenio y tolerancia que la han creado", subrayó la reina, que llevaba un sobrio abrigo de color amarillo pastel y pamela a tono.

La segunda monarca británica que cumple seis décadas en el trono después de la reina Victoria, su tatarabuela, recordó los históricos vínculos que ligan a la monarquía con el parlamento a través de las épocas.

"Desde mi coronación, he sido una visitante habitual del palacio de Westminster, y, hasta el momento, he tenido el agradable deber de tratar con 12 primeros ministros", dijo la soberana, provocando risas de un público que incluía a los últimos tres: Tony Blair, Gordon Brown y David Cameron.

En uno de sus discursos anteriores, para su Aniversario de Plata en 1977, la Reina desató la controversia al hacer comentarios sobre los beneficios de unión entre las partes de su Reino, considerado una velada advertencia sobre entregar demasiadas competencias a Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

En esta ocasión, con el nacionalismo escocés tan activo como siempre y con un referéndum sobre la independencia en el horizonte, la Reina optó por evitar la política en su Aniversario de Oro.

"La feliz relación de la que he disfrutado con el Parlamento se ha extendido mucho más allá de las más de tres mil quinientas propuestas que he firmado para convertir en ley", dijo la monarca, vestida con un abrigo amarillo pálido y un sombrero a juego.
"Este lugar nos recuerda a nuestro pasado, a la continuidad de nuestra historia nacional y las virtudes de resistencia, ingenuidad y tolerancia que la crearon", declaró Isabel II, que vestía un abrigo amarillo claro con sombrero adornado con plumas a juego, en su respuesta al tributo.

"He tenido el privilegio de ser testigo de parte de esta historia y, con el respaldo de mi familia, me consagro nuevamente al servicio de nuestro gran país y de su pueblo ahora y en los años venideros", agregó confirmando que no tiene ninguna intención de abdicar pese a su avanzada edad.

En un tono más personal, la reina agradeció el apoyo "inconmensurable" de su familia a través de todos estos años, y especialmente de su esposo, el duque Felipe de Edimburgo, de 90 años, por su "constante fuerza y consejo".

La reina escuchó los "mensajes leales" de felicitación de la portavoz de la Cámara de los Lores, la baronesa Frances Gertrude Claire D'Souza y del de los Comunes, John Bercow. Ambos agradecieron la dedicación de la reina a sus tareas y obligaciones regias durante seis decenios.

En nombre de los Comunes, la cámara baja representativa de la población británica, Bercow agradeció a Isabel II sus años de "estabilidad, seguridad, certeza, sacrificio y servicio" que han marcado al país.

"Gracias por lo que ha hecho, lo que está haciendo y lo que hará por el país", dijo Bercow, ataviado con la tradicional toga que viste durante las sesiones parlamentarias.

Visiblemente emocionada, la jefa de Estado recibió varios minutos de aplausos de los invitados, que le cantaron el "Dios salve a la Reina", el himno nacional británico, al terminar el acto.

Durante la ceremonia, se desveló una vidriera creada a partir de 1.500 piezas de cristal, con el escudo de armas de la soberana y diseñado por el artista británico John Reyntiens, que los parlamentarios encargaron como regalo a la soberana.

Además del primer ministro británico, David Cameron, y del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, estaban presentes los exjefes de Gobierno laboristas Tony Blair y Gordon Brown.

Esta no fue la primera vez que la reina pronuncia un discurso en el salón de Westminster, pues ya lo hizo cuando cumplió 25 y 50 años en el trono, en 1977 y 2002, respectivamente, una tradición que se remonta al siglo XVI.

La sala es la parte más antigua del gran palacio de Westminster, situado en la ribera del río y que acoge al Parlamento. Su magnífico tejado gótico ha sobrevivido a incendios y bombas que destruyeron otras partes del palacio en varias ocasiones a lo largo de los siglos.
Durante la ceremonia, también se desveló un vitral especial, con el escudo de armas de Isabel II, que fue encargado por los parlamentarios como regalo a la soberana con motivo de su Jubileo de Diamantes.

Además del primer ministro británico, David Cameron, y del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, estaban los exjefes de Gobierno laboristas Tony Blair y Gordon Brown.

Las relaciones entre los reyes y los parlamentarios no siempre han sido tan fluidas. El trono en el que se sentó la Reina durante la ceremonia del martes estaba a unos centímetros del lugar donde uno de sus predecesores, el rey Carlos I, fue juzgado por tiranía y traición y sentenciado a muerte en 1649.

Desde entonces, la monarquía constitucional británica ha capeado muchas tormentas antes de que los palacios de Buckingham y Westminster cerraran una relación cordial.

Los presidentes de ambas cámaras, de forma tradicional, elogiaron la dedicación de la monarca sus súbditos en la ceremonia del martes.

La ceremonia, emitida por cadena de televisión estatal BBC, contaba con una precisa coreografía, con coloridos uniformes y cargos oficiales que han resistido el paso del tiempo.

El Cuerpo de Guardia de la Reina de los 'Yeomen' de la Guardia desfilaron al altar de la sala con sus sombreros y gorgueras renacentistas, y también acudieron los miembros del cuerpo de guardia de los Honorables Hombres de Armas, con plumas en sus cascos.

El presidente de la Cámara de los Lores entró en procesión con el cuidador de la puerta de la Cámara y el Caballero Ujier del Bastón Negro, mientras que la Reina fue escoltada por el Lord Gran Chambelán.

La Reina fue recibida por una fanfarria de los trompetistas de la Caballería, colocados en un balcón sobre la sala, con una nueva vidriera mostrando su escudo de armas, regalo de ambas cámaras.








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