12 de agosto de 2011

Las tribulaciones del rey Mswati

Problemas palaciegos, el Sida, la pobreza y otros flagelos tambalean el trono del Rey de Suazilandia, el último feudo de un monarca absolutista.

Según la revista Forbes, el monarca tiene una fortuna valorada en más de 100 millones de dólares y ha construido palacios para sus 13 esposas. Sin embargo, la vecina República de Sudáfrica concedió un préstamo de 2.400 millones de rands (unos 246 millones de euros) para ayudar a mitigar la grave crisis económica que atraviesa el pequeño reino suazi.

El gobierno sudafricano subrayó que la ayuda tiene condiciones: reforma económica y política. Los activistas, sindicatos y partidos ilegalizados suazis critican la ayuda a lo que consideran un “estado antidemocrático”, gobernado por el último monarca absolutista del África.

El veterano luchador pro democracia suazi, Musa Hlophe, fue categórico: “Ofrecer un rescate financiero a Suazilandia es como dar dinero a un borracho maltratador de mujeres”. En efecto, el monarca todavía se da el lujo de mantener “como a reinas” a más de una docena de consortes, y una veintena de hijos, todos en diferentes palacios, y usando jet privados para irse de compras a las mejores tiendas del extranjero.

Según el secretario general del partido del presidente sudafricano Jacob Zuma, que dijo comprender las demandas de libertad de la sociedad suazi, si Sudáfrica permite que Suazilandia colapse habrá una satisfacción a corto plazo pero pagarán mucho más en el flujo de inmigración suazi.

El rey Mswati se encuentra acorralado internacionalmente ante la situación de su país, donde dos de cada tres de su 1,3 millones de habitantes vive con menos de un dólar al día, uno de cada cuatro tiene sida y el desempleo alcanza a la mitad de la población.

Algunos pacientes con VIH en Suazilandia son tan pobres que han tenido que comer estiércol de vaca antes de tomar sus medicamentos anti-retrovirales. Suazilandia tiene una de las más altas tasas de VIH/Sida en el mundo: cerca de 230.000 personas son VIH-positivos, de los cuales solamente 65.000 obtienen medicamentos gratis en los hospitales públicos.

La institución de beneficencia mundial “Médicos sin Fronteras”, descubrió que la expectativa de vida en Suazilandia se había reducido a la mitad en los últimos 20 años, de sesenta a sólo treinta y uno.

El rey absolutista Mswati III vive con menos apuros la crisis económica que ha golpeado las arcas del país, dejó a varios funcionarios sin sueldos y se aproxima una reducción drástica de salarios en todos los sectores menos entre los militares.

En mayo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo que Suazilandia se enfrenta a una “grave crisis de liquidez”. La escasez de dinero obligó al rey Mswati a cancelar la celebración de su jubileo de plata este año.

“El rey está preocupado por la economía del país”, anunciaba el periódico suazilandés Observer, controlado por el Gobierno, en una bochornosa operación de lavado de imagen. Sus detractores aseguran que tardó demasiado en preocuparse por su país, uno de los más pobres del Planeta.

La majestuosa celebración estaba prevista para septiembre, así que habrá que esperar a que se vayan los miembros del FMI para ver si se repite lo acontecido hace tres años, en 2008, cuando el monarca festejó el “40/40”.

Una fiesta de lujo para conmemorar su 40 cumpleaños y los 40 años de independencia de Suazilandia que terminó a golpes cuando el pueblo se sublevó al comprobar que Mswati III había decidido comprarse para su cortejo 20 flamantes nuevos BMW.

Hubo disturbios y palos, mientras el bueno del monarca pensaría que había tenido el detalle de comprarse sólo 20 cuando podían haber sido 40 para hacer juego con la efeméride.

La presión internacional y la latente revuelta interior, sin embargo, le están empezando a dar dolores de cabeza a Msuati III, que sufrió en la reciente boda real británica la humillación de ser obligado a entrar en la iglesia por una puerta lateral ante el comité de bienvenida que le esperaba frente al recinto para recordarle el protocolo. 

Hace unos días, una huelga sindical paralizó al diminuto reino. Tres meses atrás, 10.000 personas salieron a la calle para pedir reformas democráticas al monarca, en una protesta que también estuvo comandada por los sindicatos.

Por si todo eso fuera poco, la vida doméstica de Mswati III tampoco está exenta de problemas. Una de sus trece esposas, Nothando LaDube, clama por ayuda internacional, porque dice estar prisionera en la propia corte.

Apelando a su origen paterno, pidió que interviniera el Gobierno sudafricano para conseguir su libertad y librarle de las supuestas torturas, golpes y humillaciones que vive. Al parecer, la reina llegó a ese estado por ser infiel al rey con el ministro de Justicia del reino, Ndumiso Mamba.

Y por supuesto, Mswati III no pudo permitirse que entre sus trece esposas (dos se le han escapado y han preferido huir del país y de la vida de lujos que estar a su lado) cunda el ejemplo de ser consideraras propiedad pública. “No me dejan hablar con nadie ni negarlo. Tampoco puedo hablar con él”, dice Dube.

El resultado del sonado “affaire” ha sido un ministro de Justicia primero cesado y luego encarcelado por todo tipo de acusaciones de fraude, y una reina encerrada y retirada en un Palacio con sus tres hijos.

“Los guardas me golpean. Si intento salir de la casa se ponen cada vez más agresivos. No puedo ver ni a mi familia ni a mis amigos. Sufro un maltrato brutal”, denuncia Dube.

“El prometió cuidarme y no lo está haciendo. Soy un ser humano y no un animal”, concluye una mujer que para que llevara a su hija pequeña a un hospital de Pretoria se preparó todo un dispositivo de guardias de seguridad del monarca que la acompañaron hasta la vecina Sudáfrica y la vigilaron para que no se escapara.

Una foto sacada con su móvil en su celda-habitación y enviada a los medios con algunos mensajes es lo único público que se sabe de ella desde hace un año. “Sacame de aquí”, decía.

¿Quién le iba a decir a Nothando, una joven suazilandesa de padre sudafricano, que aquel día que era nombrada “Miss Suazilandia Adolescente” empezaría para ella un problema?

¿Quién le iba a decir que lo que se prometía con 16 años como una vida de lujos y excesos, fruto de la lotería marital del monarca que la eligió como esposa, es hoy una pesadilla de candados y golpes?



Las últimas noticias de Coronas Reales